Violinista
Soy Violinista. Lo más difícil y lo más atractivo que hay en tocar un instrumento como éste, es que no existen límites en el aprendizaje y eso supone que cada mañana al coger el violín se planteen nuevos retos. Me considero muy afortunado por poder dedicar mi vida a hacer lo que más me gusta. Y al contrario de lo que mucha gente puede pensar, Ser Violinista incluye o debería incluir un abanico bastante grande de posibilidades que puede ir desde ser solista, trabajar en una orquesta, tener tus propios grupos de música de cámara, ser profesor tanto en conservatorios, universidades, escuelas de música, colegios o particulares… Dedicarte a diferentes tipos de música o tocar para todo tipo de eventos que gracias a la música se vuelven mucho más especiales.
En mi opinión el objetivo del Violinista sea en el ámbito que sea, aparte de intentar mejorar siempre, debe ser el de DISFRUTAR. Disfrutar tocando o enseñando, porque solo así se consigue hacer disfrutar de la música ya sea en un concierto o en una clase.
Yo personalmente disfruto mucho de la música de cámara, tocar con otros músicos, entenderte con ellos y llegar juntos a un objetivo común me parece increíble. Los últimos años he formado parte del Dúo Haller junto con la pianista Bertha García Saavedra y hemos tocado todo tipo de repertorio, desde el barroco hasta música del s. XX.
Enseñando, cada día me doy más cuenta de que la idea del talento innato no es más que un mito. Hay personas con más facilidad que otras, pero el talento es una cualidad que se ejercita y estoy seguro de que cualquier persona con ganas y voluntad puede llegar a tocar y a disfrutar de tocar un instrumento. Tengo alumnos que van desde los dos años y medio hasta los ochenta, y proponerse en cada clase buscar, encontrar y dar las soluciones a los distintos tipos de problema y necesidades de cada alumno es un reto y una responsabilidad total. Pero cuando el alumno se siente bien y se ven los resultados, es de las sensaciones más gratificantes.

